lunes, 17 de marzo de 2014

30 segundos

Vuelvo aquí y madre mía, como han cambiado las cosas, como ha cambiado todo. No pienso ni en uno de los tíos por los que me moría, por los que hicieron que muriese. No pienso en tíos directamente, porque tengo exactamente lo que necesito, lo tengo todo. Ya ni me preocupo por cuando discuta o cuando me cuelgue, o cuando no nos veamos porque esas cosas duran así como 30 segundos. Unos 30 segundos que son preciosos, perfectos. Los 30 segundos que dura un buen beso. Los 30 segundos que dura la introducción de mi película favorita. Los 30 segundos que tardamos en volver a llamar, en volver a pensar... Soy extremadamente feliz y eso que yo con esto de las parejas pues mucha experiencia precisamente no tengo, pero tampoco me ha hecho falta, pese a todo somos amigos, y es lo bueno de estar con él, que somos amigos, que me conoce, que sabe como hacerme reír pero también como destrozarme, cosa que nunca hace. Aunque lo sepa no lo hace porque me quiere joder, y es lo que necesitaba, alguien así, con quien poder abrirme completamente sin que acabe conmigo. Y esto es genial, todo el mundo debería tener algo así. Es que ahora he leído todo lo que escribía y me parecen tonterías, ¿Cómo cojones llegué a desesperarme tanto por un tío que he visto hace dos semanas y no me dio ni pena? Un tío que es ahora, después de 3 años cuando empieza a dar señales de vida respecto a mí y lo único que me sale es reirme, y que bien me lo paso.

El objetivo de esta entrada es recordarme que soy feliz con lo que tengo y que al recordar esto jamás voy a pasarlo mal, porque esto es perfecto, perfectísimo.

Gracias, N.

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